Este año, además, el género está de aniversario y es que se cumplen 100 años desde que saliera la primera obra profesional; el corto Imokawa Muzuko Genkanban no Maki (La historia del conserje Muzuko Imokawa) de 1917.
He de admitir que es un género en el que tengo sentimientos encontrados. Por un lado su cosificación a la mujer;la aplicación del elemento kawaii a las historias de fantasía o ciencia ficción las vuelve más plásticas y asequibles mediante la ternura como un componente que los acerca más al mundo real de los consumidores, las chicas temerarias y alegres exponen aquí una de las virtudes más caras de la infantilización: la capacidad de cambiar/salvar al mundo mediante la fuerza salvífica de la inocencia.
Pero por otro lado no puedo sentir admiración por el anime y admitir que estuve locamente enamorada de Shiryu, de su nobleza, lealtad y… pelazo. Todos conocemos a Akira Toriyama porque hemos crecido con Dragon Ball y nos sigue emocionando a día de hoy pero Rumiko Takahashi ha sido una de las grandes en la industria y fue la primera mujer en superar la venta de un millón de ejemplares de sus mangas.
Durante la década de los 80, Takahashi se convierte en una prolifera autora de historias cortas y comienza su tercera gran serie, Ranma ½ que fue uno de los mangas más populares fuera de Japón pero dentro no funcionó como esperaban y no tiene un final concluso a pesar de contar con 161 episodios. Otra obra maestra fue InuYasha o El mundo de Rumiko . Takahashi ganó el Premio Shogakukan al “Mejor Nuevo Artista de Cómics” con su primera historia Esos alienígenas egoístas, fue galardonada con el premio Inkpot Award y nominada para el Salón de la Fama premios Eisner que vienen a ser los Oscar de la industria del cómic.
No quiero acabar sin decir que en España tenemos grandes mangakas como Victoria Chamizo o Marta Nael.
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