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Rebecca Lolosoli; la luz del feminismo africano


Rebecca Lolosoli (Kenia ) Feminista africana. Fundó Umoja (“Unidad”, en swahili),un pueblo que da cobijo a mujeres violadas y repudiadas por sus maridos. La llaman “la matriarca” y es el rostro más visible del naciente feminismo africano.


Finalizada la Segunda Guerra Mundial en 1945, las colonias africanas intensificaron sus reclamos nacionalistas, y tales clamores en la década siguiente se reforzaron con la lucha armada en varios países. Uno de ellos fue Kenia, donde el modelo británico de sometimiento agobiaba a la población nativa. Para 1955, las autoridades coloniales habían detenido a casi toda la población kikuyu en unos 150 campos de concentración o en más de 800 pueblos cercados con alambres de espino. Detrás de los alambres, agentes británicos perpetraban inconfesables actos de violencia. Castraciones, sodomías forzadas con botellas rotas y ratas, torturas con materias fecales y violaciones colectivas no eran más que algunas de las tácticas utilizadas para forzar a los detenidos a someterse.


Durante varias décadas, el ejército británico contaba con un área de entrenamiento cerca de Wamba, y se calcula que unas 1400 mujeres fueron violadas por estos soldados. Temerosas de que sus maridos lo descubrieran, lo mantenían en secreto; sin embargo, en muchas ocasiones, éstos las echaban de sus casas con sus hijos y tenían que buscarse el sustento sin ningún derecho que las amparase.


Rebecca Lolosoli nació en Wamba, Kenia, en 1962. Cuarta hija de una familia de tres hermanos y tres hermanas y padre polígamo casado con tres mujeres, asistió al colegio para niñas de Wamba en 1971. Más tarde empezó sus estudios de enfermería, que tuvo que abandonar por falta de dinero. Se casó a los 18 años con Fabiano David Lolosoli que le triplicaba la edad previo pago de 17 vacas.


Rebecca denunció las violaciones que sufrían muchas mujeres por parte de los soldados británicos y por parte de sus maridos. Incluso denunció los golpes que ella recibía lo que le ocasionó que 4 hombres la golpearan brutalmente y la repudiaran. En el distrito de Samburu, donde se encuentra Wamba, las mujeres son consideradas propiedad del marido: si él paga la dote, ella se convierte en algo que le pertenece. Si una mujer es maltratada, sufre una violación o es asesinada, no le importa a nadie, ni social ni judicialmente.


Al ver que su marido no hizo nada por ayudarla o defenderla, se separó de él y, junto con otras 16 mujeres que fueron violadas, golpeadas y repudiadas por sus familias y maridos, sobrevivientes de su área en la zona de Samburu del norte de Kenia, decidió fundar el poblado de Umoja ("unidad" en swajili) en 1990. Lo que empezó como un grupo de mujeres sin hogar, en busca de un lugar donde sentirse protegidas del maltrato, se convirtió en una aldea dirigida completa y exclusivamente por mujeres, seguras de sí mismas. Se decidió que los hombres no se les permitiera vivir en su aldea circular, delineada de barro y estiércol.


Después de comprar el territorio donde se había establecido fueron golpeadas por un grupo de hombres que les recordaban que ninguna mujer debería poseer tierras y que sus esposas les habían abandonado gracias a ellas.


De hecho aunque no se permite que habiten hombres todas las mujeres tienen hijos, y de diferentes padres. Mantienen relaciones sin compromiso fuera de Umoja. “Sin hijos no seríamos nada” dicen.


Alrededor de 58 mujeres y 200 niños viven aquí, pudiendo crear un centro cultural y camping para los turistas que visitan la vecina Reserva Nacional de Samburu. Con los beneficios obtenidos han conseguido repoblar y florecer la zona, incluso han podio contratar los servicios de varios hombres para transportar leña, tradicionalmente en Kenia el trabajo de la mujer.


Los hombres de su tribu comenzaron su propio pueblo a través de la forma, a menudo en las actividades de vigilancia y espionaje sobre las mujeres, pensando que esta arrogante idea, tenía los días contados. Sin embargo, las mujeres gracias a los ingresos procedentes de los campings y su centro cultural, donde se venden artesanías, fueron capaces de enviar a sus hijos a la escuela por primera vez, en cambio los hombres en la aldea, trataron de construir una oferta turística similar pero no fueron muy exitosos. Ultimamente, los hombres del pueblo han admitido la derrota. Estos ya no están tratando de atraer turistas. Algunos se han mudado a otro lugar. Otros han tenido problemas para casarse, porque algunas mujeres en la zona están tomando el ejemplo de Lolosoli. Según Lesinik:

“Ellas han tenido éxito de verdad”, y en aire receloso dijo:”Tal vez podamos aprender algo más de nuestros cuellos”.



Rebecca Lolosoli ha sido elegida numerosas veces responsable de Umoja y tiene también un cargo de responsabilidad en la Maendeleo Ya Wanawake Organization (MYWO), una organización sin ánimo de lucro y de voluntariado que trabaja por mejorar la vida de las mujeres en Kenia.


En 2010 recibió el premio Global Leadership Award de Vital Voices, una ONG estadounidense que visibiliza y trabaja con mujeres líderes en las áreas de empoderamiento, economía, participación política de las mujeres y derechos humanos.


“Las mujeres tienen que exigir sus derechos, y entonces llegará el respeto. Así que luchamos para que nuestras niñas vayan a la escuela, para que puedan elegir a sus maridos, para que puedan poseer la tierra y el ganado como los hombres. Este pueblo es un refugio para mujeres. Mujeres y niñas que huyen de sus problemas, como los malos tratos, las violaciones, los matrimonios precoces, los embarazos precoces y La Mutilación Genital Femenina ( MGF ) . Y ahora también luchamos por la paz, porque no hay desarrollo sin paz y eso es lo que estamos tratando de hacer con el Grupo de Mujeres Umoja “


Kenia aprobó en 2011 una ley que criminaliza la ablación y creó el Comité Anti Mutilación Genital Femenina (MGF), dotado de una unidad judicial para castigar estas prácticas que comenzó a trabajar el pasado año pero a los samburu les puede más la tradición. El 90 % de las menores están circuncidadas, porque si no la comunidad las repudiaría por "ser niñas". Lo habitual es que la mutilación se realize a niñas de esta tribu durante la celebración del tradicional rito de iniciación a la edad adulta. La ceremonia —que tiene lugar cuando las niñas alcanzan entre los 12 y los 13 años de edad— es todo un acontecimiento para el grupo étnico. Dura tres días e incluye una serie de fiestas y bailes que culminan de forma sangrienta: ablación para las niñas, circuncisión para los niños.


Rebecca ha sido la primera mujer samburu en conseguir el divorcio en 2010 y quiere presentarse a las próximas elecciones de Kenia para el gobierno local.

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