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Foto del escritorKiara

Las Amazonas de Dahomey; terror a las mujeres.


Es difícil mirar a lo largo de la historia y no darnos cuenta de que las cosas no están bien hechas. El pueblo ha hecho, hace y hará lo que quiera la punta de la pirámide jerárquica que haga habiéndole convencido de que es por su propia voluntad y libertad de elección aprovechando nuestro lado egoísta y avaro.


En África ya existía la esclavitud antes de la incursión de los europeos pero era una esclavitud bastante diferente. El esclavismo era un sistema establecido por los propios habitantes africanos, sus características se diferenciaron del régimen impuesto por los colonizadores, principalmente por el elemento de la explotación, es decir, mientras que en el sistema africano, el esclavismo era más un tipo de servidumbre y el esclavo era concebido como parte de la comunidad e incluso llegaron a ocupar puestos importantes dentro de la jerarquización africana. Tenía derechos cívicos, de propiedad y procedimientos de emancipación. En alguna zona del continente no sería tan familiar pero la estructura comunitaria impedía que el esclavo fuera tratado como una “cosa” que vendría a ser el concepto europeo proveniente de la cultura griega. Con la llegada de los europeos la esclavitud dio un giro de 180° para convertirse en un sistema de explotación.


La exploración de las costas de África, el descubrimiento de América en el siglo XV y su colonización en los tres siglos siguientes, impulsó de forma considerable el comercio de esclavos.


La trata se desarrollaba según un esquema rutinario: los futuros esclavos eran capturados en el interior o a lo largo de la costa, actividad que desencadenaba verdaderas guerras que dejaban como saldo infinidad de heridos y muertos, pero casi siempre un saldo "preciado": los esclavos. Estos, una vez encadenados, eran trasladados a pie hasta los barracones con todo el esfuerzo físico que implicaba sobre todo para los heridos ,por no hablar de los niños. Obligados a convivir con las enfermedades, el maltrato, la sed, el hambre y la aglomeración se veían diezmados poco a poco. Dentro de esas estructuras se llevaba a cabo una de las actividades repugnantes de la trata: la separación de padres de hijos, de hermanos, esposos, amigos, parientes o vecinos, de acuerdo con la elección que llevara a cabo el comerciante. En estos lugares esperaban semanas o incluso meses hasta que el barco pasara a recogerlos, y una vez a bordo debían permanecer en las costas africanas hasta que el cargamento se completara. En el barco las condiciones eran incalificables, el hacinamiento, el hambre, la suciedad, la pestilencia, el calor sofocante, la tortura, el dolor y el pánico lo inundaba todo.


Algunos investigadores llegan a decir que entre los siglos XV y XIX el continente perdió más de cien millones de hombres y mujeres jóvenes, contando la trata occidental y oriental, y teniendo en cuenta que por cada negro vendido, otros cuatro o cinco, aproximadamente, morían en África durante las batallas, en el camino o en el mar


Una vez que las armas de fuego se introdujeron en África, los soberanos comenzaron a depender de ellas ya sea para capturar esclavos o para defenderse de vecinos con las mismas intenciones. De este modo se produjo una reacción en cadena. La aristocracia, los jefes y los comerciantes africanos querían aumentar su riqueza, autoridad y poder, queriendo también defenderse de otros pueblos, para ello, necesitaban de armas de fuego y mercancías de Europa. Esto hizo surgir un circulo vicioso: para obtener los fusiles necesitaban vender esclavos, y para capturarlos necesitaban fusiles. En este contexto, la fabricación de armas de fuego se transformó en un gran negocio de exportación. Los pueblos del litoral y del interior más próximo se encontraban en guerra continua. Así, a partir del Siglo XVI los reinos de Benín, Congo y Angola en África Occidental, tal como el Imperio Mutapa en África Oriental, se desmoronaron. En los siglos XVII, XVIII y XIX, en las selvas del Golfo de Guinea y en el valle del río Zambeze se desarrollaron estados militares con base en el comercio de esclavos. Tenían una rígida organización militar, poseían grandes ejércitos permanentes y se enriquecían con la venta de esclavos capturados haciendo la guerra a los pueblos vecinos.

Además de la captura de hombres y mujeres, el tráfico promovió el saqueo sistemático de los bienes producidos, a través de tributos o de pillaje. Los traficantes saqueaban el producto de las cosechas, ganado, marfil, pieles, cera, maderas preciosas, etc.


A nivel demográfico, el tráfico de esclavos causó estragos en el continente africano cuyas consecuencias son sufridas incluso en la actualidad. El éxodo forzado de millones de personas provocó la disminución del crecimiento vegetativo de la población africana, ya que los hombres y mujeres en edad de procreación fueron los más vendidos. Hay regiones que no se han recuperado de la exportación masiva de sus habitantes, los espacios vacíos e improductivos y la falta de mano de obra, delatan día a día el genocidio perpetrado. Entre 1500 y 1870 el crecimiento demográfico acusó en África un retraso sensible con relación al de cualquier otro continente durante el mismo período, y cuando cesó la demanda de esclavos hacia finales del siglo XIX, el crecimiento demográfico alcanzó entre 1900 y 1950 una de las tasas más elevadas del mundo.


Pero miremos mejor a los ganadores, porque ¿Qué más dan una vidas a cambio de riqueza? Así Europa fue la gran beneficiada y lo que sería América del Norte. África sólo era el medio para conseguir el fin, incluso fue Europa la que decidió su futuro mediante la repartición del territorio en la Conferencia de Berlín (1884- 1885), quien se apropió de riquezas naturales que no le correspondían y fue quien relegó a los habitantes a la supeditación, que actualmente aún sigue teniendo consecuencias.


El golpe psicológico es sentido como traumático tanto para quién ha vivido la esclavitud en carne propia, como para aquél que ha tenido contacto indirecto con ella, a través por ejemplo, de la esclavización de su pueblo, de un hermano, marido, hijo, pariente o conocido.


Seguimos creyéndonos superiores, negándoles compartir recursos porque la avaricia nos puede y porque nos autoconvencemos de que no son nuestra culpa los errores del pasado y de que la esclavitud fue abolida (aun que fue una abolición de derecho porque sigue existiendo). Tal vez no sea nuestra culpa el pasado pero si el no intentar no cometer los mismos errores y ser mejores personas para que dentro de 200 años no salgamos en los libros de historia como épocas negras de los derechos humanos.


Dahomey era un reino africano en lo que hoy sería la República de Benin y su principal actividad económica era la trata de esclavos. Fue en la última década del siglo XIX, cuando los colonizadores franceses establecieron un protectorado en Porto Novo con la intención de hacerse con el control de los recursos económicos de la zona. Este control les costó muchísimo más de lo que pensaban y fue gracias a las Amazonas de Dahomey, las mujeres más temidas de la historia. Fueron un grupo de mujeres integrantes del ejército de Dahomey que ellas mismas se denominaban N’Nonmiton, que significa “nuestras madres”. Decían que sus aptitudes físicas eran superiores a las de los hombres guerreros, y su actitud igual o más disciplinada. Tenían como seña de identidad la decapitación de sus enemigos. Fueron entrenadas para la guerra y se dedicaban a ella de por vida. Eran auténticas máquinas de matar y temidas por todos.

Muchas mujeres eran reclutadas desde pequeñas, entregadas por sus familiares o voluntariamente huían de una vida de servidumbre y esclavitud. Otras eran entregadas en edad adulta por sus propios maridos que las consideraban rebeldes e incontrolables. Sea como fuere todas hacían una promesa de castidad y se sometían a duros entrenamientos desde muy pequeñas, consiguiendo ser imbatibles. Se les entrenaba para ser fuertes, rápidas, despiadadas y capaces de soportar mucho dolor. Las prueban podían ser escalar rápidamente una pared cubierta de ramas con espinas o enfrentarse a una expedición de diez días en solitario en la selva, sin más provisiones que un machete. Los duros entrenamientos tenían como resultado un grupo de mujeres fanáticas de la batalla y con sed de sangre. Ellas solían ser las últimas que quedaban en pie tras una contienda. Las Amazonas Dahomey luchaban hasta la muerte y no contemplaban, bajo ningún concepto, la derrota como una opción. Era fundamental que estas mujeres aprendieran, entre técnicas de supervivencia y disciplina, a ser crueles. Recibían mucha educación para insensibilizarlas de modo que pudieran llevar a cabo cualquier práctica sin que les supusiera un conflicto moral.


Su juramento decía así ;


“GHÉZO NOS HA DADO A LUZ DE NUEVO. SOMOS SUS ESPOSAS, SUS HIJAS, SUS SOLDADOS. LA GUERRA ES NUESTRO PASATIEMPO Y LA COMIDA QUE NOS ALIMENTA”.


El ejército de Dahomey contaba con entre 4000 a 6000 mujeres guerreras lo que suponía 1/3 del total. Era costumbre que en la batalla bebieran la sangre de sus enemigos muertos y regresaran con sus cabezas y genitales a modo de trofeos. Estas guerreras pudieron contener a los franceses hasta 1890, fecha en la que tuvo lugar una feroz batalla entre Francia y Dahomey; allí, los galos enviaron un buen número de tropas de la Legión Extranjera francesa, que no tuvo ningún reparo en matar a todas estas mujeres, aplastando y exterminando al ejército africano con su muy superior armamento incluidas ametralladoras.


La guerra terminó el 15 de enero de 1894, desapareciendo para siempre el reino de Dahomey y su ejército de mujeres, y convirtiéndose en un protectorado francés. Las crónicas aseguran que las guerreras que no fueron masacradas fueron obligadas a casarse con los colonos y estas los decapitaron por la noche mostrándose inconquistables.


Una vez más se demuestra que la mujer es la fuerza de África y más poderosa de lo que todo el mundo piensa.


Me gustaría compartir un proyecto educativo sobre mujeres africanas que han pasado de puntillas por los libros de Historia pese a sus aportaciones al desarrollo del continente. Vidas excepcionales a las que la Unesco quiere devolver la visibilidad gracias al proyecto educativo; Mujeres en la Historia de África. La información se organiza en módulos que incluyen un cómic, un cuestionario, un dosier pedagógico, un podcast, una biografía y otros materiales interactivos. Todos son recursos educativos libres y se pueden reutilizar, adaptar, traducir y distribuir de manera gratuita. Los materiales pueden leerse y escucharse en línea, pero también descargarse en formato PDF o MP3. Para compartir la pasión sobre estas mujeres con niños de primaria me parece fantástico

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Las mujeres han sido capaces de cosas maravillosas, la historia está llena de ellas. Sólo hace falta encontrarlas

con ojos de mujer

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