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La esclavitud del pueblo africano 4ª parte; EEUU y Harriet Tubman


El sistema económico esclavista estaba sustentado sobre un sistema patriarcal y jerárquico en el que en la cúspide estaría el amo-hombre-blanco como autoridad absoluta, la ama-mujer-blanca, el esclavo-negro-hombre y por último la esclava-negra-mujer creando así un sistema social del que se heredará la pobreza y subdesarrollo de una raza. El género como categoría de análisis permite reconocer toda una gama de relaciones sociales y una participación diferenciada según se sea hombre o mujer. El hecho de ser esa mujer, además esclava la coloca, en cualquiera de los sistemas de esclavitud, en los estereotipos comunes para su género y su raza: poco valor humano, menor esencia femenina, inclinaciones primitivas. Es decir, está directamente afectada por el desarrollo de prejuicios raciales, de clase y de género. Las mujeres esclavizadas llevaban una carga triple: además de soportar las duras condiciones de trabajo forzoso como esclavas, sufrieron formas de discriminación extremadamente crueles así como explotación sexual debido a su género y color de piel.


Los africanos, después de ser distribuidos para su integración a las diferentes actividades de la colonia, eran divididos en tres tipos o clases, ligados con la tarea impuesta a realizar:


- Esclavos de tala, para el trabajo de los ingenios azucareros, las plantaciones y las haciendas

- Esclavos jornaleros, es decir, alquilados por sus amos como tales y con relación a las tareas que les eran designadas. Trabajaban en diferentes actividades, entre otras: vendedores, y también en plantaciones. El jornal ganado o producto era para su amo.

- Esclavos domésticos, cuya actividad se realizaba en el seno de las casas, haciendas o palacios.

La africana esclava, en la tala, trabajaba principalmente para la subsistencia de las haciendas en los conucos: en siembras, mantenimiento y recolección; en la cría de animales domésticos, etc. con la ayuda de ancianos y niños. Como jornalera, era alquilada y trabajaba para beneficio de su amo, como vendedora de víveres, tejidos, flores, o incluso como prostituta:


"Se ha entendido que en las Indias, los dueños de esclavas las envían a vender cosas, y si no traen aquellas ganancias que presuponen podían producir, las dejan salir de noche a que con torpeza y deshonestidad las consigan: por lo que mando a los Virreyes de todas las Indias, procuren el castigo de abuso tan escandaloso, que den órdenes, imponiendo penas competentes, para que las negras esclavas y libres no salgan de casa de sus dueños después de anochecido; y se ruega y encarga a los arzobispos y obispos, procuren con todo desvelo, el remedio de semejante abuso ".


En el ámbito doméstico debe cumplir con su tarea como esclava en la que se transforma en una unidad de trabajo neutra y defeiminizada y además con las tareas propias e inherentes a su sexualidad (según la mentalidad de esa época y la actual para muchas personas). Entre ellas están la de la crianza de niños propios y ajenos tanto como el estar sexualmente disponible para amos y esclavos. En este sentido se elaboran a su alrededor los estereotipos de promiscuidad, crueldad y negligencia con los hijos, infidelidad de esposa y familia inestable. A partir de los seis años las niñas eran tenidas en cuenta para trabajos en la casa grande, dormir cerca del ama a los pies de la cama o en una alfombra en el piso, prenderles el fuego o ahuyentarles los mosquitos, servir el postre o levantar los platos de la mesa. Madres e hijas eran por lo tanto separadas tempranamente y sometidas unas y otras a castigos permanentes.


Esta mujer vivía entre dos mundos. El primero es el de los amos en el que era primero mercancía y luego propiedad y se ejercía sobre ella el derecho de autoridad y dominio. Por otra parte estaba inmersa en el mundo de las relaciones establecidas dentro de su comunidad y familia esclava y se encarga de que no se olviden las tradiciones africanas, sus verdaderas raíces.


A medida que entra en vigor la abolición de la Ley del Comercio de Esclavos en el Imperio Británico en 1807, la población de esclavos disminuyó, lo que derivó en una mayor demanda de mano de obra entre la población esclavizada. Aunque la presión para aumentar la productividad afectó a esclavos de ambos sexos, los propietarios de esclavos de algunos lugares comenzaron a desarrollar determinadas prácticas con las mujeres esclavizadas para aumentar la población de esclavos. Esto llevó a la explotación sexual de las mujeres esclavizadas (otra vez más, vender el cuerpo de la mujer siempre es muy recurrente…) y se convirtió en un elemento importante que motivó la resistencia de las esclavas. El ciclo de vida reproductiva de las mujeres esclavizadas se compone de violación, el embarazo, dar a luz en un campo y, con poca o ninguna recuperación, dentro de seis a doce semanas se podría estar embarazada de nuevo. El parto comenzó a una edad temprana, cuando las niñas tenían edad suficiente para hacer del trabajo de campo y parir. No tenían derecho a sus cuerpos, no tenían derecho a sus hijos, y no tenían derecho a rechazar la cría forzada. No existen los niños negros, sólo los más pequeños, las versiones más jóvenes de cuerpos esclavizados. Pueden ser vendidos, golpeados, violados, asesinados, y se descartan.


La esperanza de vida era mucho más alta en los Estados Unidos (generalmente por mejor comida, menos enfermedades, menos trabajo, y mejor servicio médico), así que los números crecieron rápidamente excediendo el número de nacimientos al de muertes.

La población esclava en los Estados Unidos había crecido hasta los cuatro millones según el censo de 1860 debido a las violaciones legales a las que eran sometidas las esclavas negras. La acumulación de riqueza estaba siempre en el centro de la esclavitud ya que se podría comenzar a acumular intereses sobre el bebé, que tenía un valor en efectivo al nacer.

El comercio de esclavos había sido abolido a principios del siglo XIX pero, de forma clandestina, el tráfico de seres humanos continuaba, ya que el Sur necesitaba un flujo constante de mano de obra esclava. El negocio era impresionante. El aumento constante de la demanda hizo que el valor de los esclavos se multiplicase. Se calcula que hacia 1860, un esclavo podía valer unos 2.000 dólares.


El norte, la nueva Inglaterra puritana intolerante, racista, artesanal y de pequeñas propiedades, no necesita grandes masas esclavas. Tampoco las necesita esa zona intermedia y heterogénea formada por Nueva York, Pennsylvania, Delaware, Nuevas Jersey, etcétera, y poblada por ingleses, alemanes y holandeses, comerciantes y agricultores, menos racistas y más tolerantes.

El sur es diferente: en las Virginias, en las Carolinas, en Maryland, en Georgia, las plantaciones y los terratenientes necesitan de mano de obra esclava masiva, lo que lleva al surgimiento de una clase aristocrática, de un sistema de control de los negros y, por ende, de una ideología racista institucionalizada.


Entre 1835 y 1860, los modelos sociales y económicos del Norte y del Sur chocaron de forma evidente. El Norte, vinculado a los republicanos, se opuso al sistema esclavista sureño y a su sistema económico de plantación, al considerarlo anticuado. El Sur defendía, en cambio, sus intereses. . El antiesclavismo comenzó a calar en la sociedad norteña, en unión a otras causas, como la de la emancipación de la mujer, empeños ambos para crear un modelo nuevo y más igualitario de sociedad. Los republicanos, decididamente antiesclavistas, consiguieron llevar a la presidencia en 1860 a Abraham Lincoln, frente al candidato demócrata, Breckinridge, defensor de la causa esclavista. Al mes de la proclamación del nuevo presidente, Carolina del Sur proclamó que la Unión había quedado disuelta y se abrió la pendiente por la que rodaron otros estados sureños. Lincoln no estaba dispuesto a que la Unión se rompiera. La guerra no tardó en estallar.


En 1863, Lincoln aprobó la Proclama de Emancipación, por la que todos los esclavos de los Estados Confederados quedaban liberados. La esclavitud terminaría con la guerra pero la situación de la población negra no mejoraría sustancialmente, aunque eso es materia para otro trabajo.


Muchas mujeres lucharon ferozmente contra la esclavitud. Con sus hijos a cuestas pelearon y dieron la vida por lo que era justo, su esencia y dignidad humana. Por más que se empeñara la historia y quien la escribiera jamás serían olvidadas. Una de ellas fue Harriet Tubman, el claro ejemplo de como una esclava-negra-mujer, la última de la pirámide social, se convertiría en leyenda y sería la única mujer en aparecer en un billete de 20$ estadounidense sustituyendo al presiente y esclavista Andrew Jackson. Esta decisión no está libre de polémica ya que sus seguidores no ven con buenos ojos que se una una figura antiesclavista con el capitalismo.


Harriet Tubman fue hija de un matrimonio esclavo de origen africano cuyos antepasados fueron arrastrados en el siglo XVIII, Harriet Green y Benjamin Ross. Nació en la esclavitud en el Condado de Dorchester, Maryland. Era una más de 11 hijos, 11 esclavos. Sin opción a ningún tipo de educación, con 5 años trabajaba como niñera y criada incluso por la noche que debía vigilar que los pequeños no lloraran. Con 6 años trabajaba para otro amo el cual le enseñó a cazar ratas en los pantanos. Al enfermar fue devuelta. Ningúno de sus 2 amos estaban contentos por su forma de trabajar así que era golpeada y azotada con látigos muy a menudo. Desde pequeña sabía lo que era la humillación y el dolor. Con 12 años fue obligada a azotar a un esclavo que se había escapado. No sólo se negó sino que le ayudó a escapar. Cuando el amo vio al esclavo correr le lanzó un objeto pesado pero falló y le dio a Harriet en la cabeza dejándola gravemente herida e inconsciente en el suelo. Nadie la socorrió, fue como pudo a casa del amo y a los días, cuando se recuperó, la mandaron a las tierras. Como consecuencia de la herida, sufrió ataques cerebrovasculares, dolores de cabeza, visiones y episodios de hipersomnia a lo largo de toda su vida con la correspondiente crueldad de sus amos por no poder realizar sus tareas cada vez más penosas.


En 1849 su amo Brodess se murió y llegaron a sus oídos que todos los esclavos se iban a vender por encargo de la viuda, Eliza . Al enterarse vio la oportunidad de huir. Su marido, un negro libre con el que se casó 5 años antes, no quiso acompañarla pero 2 de sus hermanos, Ben y Henry, sí. Al final los hermanos forzaron la decisión de volver ya que Ben había sido padre. Harriet llevaba marcado en la mente que en una investigación que hizo sobre sus padres descubrió que su madre fue una mujer libre al morir uno de sus amos y no haberla vendido pero nadie se lo dijo así que jamás pudo salir del círculo de la esclavitud. Esto marcó mucho su lucha antiesclavista. Por segunda vez, Tubman escapó. Tuvo que viajar cientos de millas a través de Maryland, atravesar Delaware y llegar a Philadelphia en una ruta desconocida y utilizando la red de ferrocarril subterráneo formada por blancos y negros libres abolicionistas.

"Cuando descubrí que había cruzado esa línea, me miré las manos para ver si era la misma persona. Había tanta gloria sobre todo; el sol salió como el oro entre los árboles y sobre los campos, y sentí que estaba en el cielo ".

Empezó una amistad con William Still que era “el conductor” del Underground Rail, el grupo de personas que le ayudaron y que habían establecido una serie de casas, graneros, cuevas y escondrijos para que los esclavos fugitivos los utilizaran en su huida al norte. Tubman decidió aprender todo de esta organización y dedicar su vida a salvar a los esclavos. Empezó a trabajar en un hotel también para ahorrar dinero e ir trayendo a su familia en estos viajes. En diciembre de 1850, Tubman recibió una advertencia de que su sobrina Kessiah iba a ser vendida, junto con sus dos hijos pequeños. El esposo de Kessiah, un hombre negro libre llamado John Bowley, la “perdió” en una apuesta en Baltimore. Harriet luego ayudó a toda la familia a viajar a Filadelfia. Este fue el primero de muchos viajes de Tubman, quien se ganó el apodo de "Moisés" por su liderazgo. Con el tiempo, pudo guiar a sus padres, a varios hermanos y a otros 60 a la libertad.

Tubman, a la izquierda, junto con un grupo de esclavos que liberó.

La dinámica de escapar de la esclavitud cambió en 1850, con la aprobación de la Ley de esclavos fugitivos. Esta ley establecía que los esclavos fugados podrían ser capturados en el norte y devueltos a la esclavitud, lo que llevaría al secuestro de ex esclavos y negros libres que vivían en Estados Libres. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley en el norte se vieron obligados a ayudar en la captura de esclavos, independientemente de sus principios personales. En respuesta a la ley, Tubman reencaminó el ferrocarril subterráneo a Canadá, que prohibió la esclavitud categóricamente.


En diciembre de 1851, Tubman guió a un grupo de 11 fugitivos hacia el norte. En 1857 consiguió liberar a sus padres.

En las incursiones de salvamento, Harriet era muy precavida y astuta. Su éxito se basaba en la inteligencia, en la planificación de la operación y en la determinación a la hora de realizar los viajes. Se dice que se llegó a ofrecer por ella 40000$.


En abril de 1858, Tubman conoció al abolicionista John Brown, quien abogó por el uso de la violencia para interrumpir y destruir la institución de la esclavitud. No compartía el uso de la violencia pero si el fin. El plan de Brown fracasó y al final fue capturado y ahorcado. Harriet dijo de él;


«Hizo más muriendo, que cien hombres viviendo».

Harriet Tubman permaneció activa durante la Guerra Civil. Trabajando para el Union Army como cocinera y enfermera, Tubman se convirtió rápidamente en un exploradora y espía armada. La primera mujer en liderar una expedición armada en la guerra.

Tubman conoció al General David Hunter, ferviente seguidor del movimiento abolicionista. Hunter declaró libres a todos los “contrabands” de la región de Port Royal y comenzó a reclutar a esclavos huidos para formar un regimiento de soldados negros. El presidente Abraham Lincoln, sin embargo, reprendió a Hunter por sus iniciativas. Tubman condenó entonces la reacción de Lincoln y su falta de voluntad para acabar con la esclavitud en los Estados Unidos:


«Dios no permitirá que el señor Lincoln venza al sur hasta que no haga lo correcto» .

Cuando Lincoln finalmente emitió la Proclamación de Emancipación en enero de 1863, Tubman lo consideró un importante paso en la obtención del objetivo de liberar a todo hombre, mujer o niño de la esclavitud.

Al finalizar la guerra y regresar a Aubum en tren fue obligada a ir al vagón de fumadores y al negarse fue humillada y golpeada por el revisor y algún presente blanco hasta romperle el brazo y sacarla del tren.


Tras sus años de servicio, nunca recibió un salario regular y durante años se le negó cualquier tipo de compensación. A pesar de su pobreza y de su analfabetismo, dedicó su tiempo a obtener dinero para la educación de los antiguos esclavos, reunió ropa para los niños pobres y ayudó a los ancianos incapacitaos para el trabajo.


En 1869 Tubman se casó con un antiguo esclavo y ex soldado del ejército de la Unión, Nelson Davis (John Tubman había fallecido años antes). En ese mismo año, su amiga Sarah Bradford publicó su biografía: Escenas en la vida de Harriet Tubman. Con la publicación de este libro pudo terminar de pagar su casa, pero seguiría teniendo problemas financieros el resto de su vida. Durante dos décadas muchos de sus amigos y aliados intentaron convencer al gobierno de que diera a Tubman una pensión por sus servicios durante la Guerra de Secesión. Pero no fue hasta 1890, tras la muerte de Nelson Davis, cuando le fue concedida una pequeña pensión por los servicios que su marido había prestado al país.


Tubman estuvo también activa trabajando en los derechos de la mujer e intentando conseguir el sufragio universal. Para ello colaboró con Susan B. Anthony y otras feministas. En 1897 un periódico sufragista realizó una serie de celebraciones en Boston en honor de Tubman, pero ésta se encontraba otra vez en bancarrota por lo que tuvo que vender una vaca para poder comprar el billete de tren y acudir a los actos.


A medida que Tubman envejeció, las lesiones en la cabeza que sufrió al principio de su vida se volvieron más dolorosas y perturbadoras. Se sometió a una cirugía cerebral en el Massachusetts General Hospital de Boston para aliviar los dolores y el "zumbido" que experimentó regularmente. Tubman finalmente fue admitida en la casa de descanso nombrada en su honor. Rodeada de amigos y familiares, Harriet Tubman murió de neumonía el 10 de marzo de 1913. Fue enterrada con honores militares en el cementerio de Fort Hill en Auburn.

Decenas de escuelas fueron nombradas en su honor, y tanto Harriet Tubman Home en Auburn como Harriet Tubman Museum en Cambridge son monumentos de su vida. Una película de 1978, Una mujer llamada Moisés, conmemoró su vida y su carrera.


Durante las primeras décadas del siglo XX la población negra comenzó a emigrar del mundo rural a los centros urbanos, en los que comenzó a emerger a un feminismo negro de clase trabajadora. Pero esto es otra historia aunque en parte se le deba a la gran Harriet Tubman que murió sin ver aprobada la Enmienda Decimonovena (1920) cuando las mujeres –blancas y negras– obtuvieran el derecho a voto en EEUU.

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